Bocados de realidad LXIV
Viví muchos
años en Andalucía y es una tierra que me fascina por muchas razones una de las
cuales es la estética, tanto de sus paisajes y sus pueblos como de los pequeños
detalles. Recientemente
he pasado unos días en un pueblo costero de Cádiz y he hecho muchísimas fotos.
El blanco es
el color predominante de los pueblos andaluces cuando se ven desde lejos
formando parte del paisaje y se confirma paseando por sus calles por el
predominio de las fachadas de ese color, sin embargo a mí al menos me sorprende en ese caminar pos las calles que pese a esa visión blanca abundan
los detalles de color en puertas, zócalos y también en fachadas. Entre las fotos que hice
esos días dediqué muchas a captar ese blanco y los matices del
mismo que generan las sombras o lo distintos grados de iluminación. Seguramente
dedicaré pronto una entrada a esas fotos, de hecho las fotos que he hice esos
días creo que van a dar para varias entradas pues curiosamente aunque durante esos paseos
fotográficos tenía la sensación de que no me acompañaba la inspiración, lo
cierto es que puesto a trabajar en ellas, la cosecha está siendo fructífera. Y
digo está siendo porque varios días ya después de finalizada dicha estancia, más
incluso de los que duró la misma, es decir de los que pasé haciendo fotos, sigo “sacando” nuevas fotos que me
gustan, varias incluso de imágenes que en una primera observación no parecían
prometedoras, lo que me lleva a veces a pensar que siempre se puede seleccionar
una parte de la imagen con la que construir una foto, lo cual no deja de ser una sensación
un tanto desasosegante, porque para qué esforzarse en buscar un buen disparo,
puede hacerse al azar y luego buscar la foto que sin duda esconde en el proceso
de edición. En fin, no quiero darle muchas vueltas a esa idea.
Lo cierto es
que esta entrada me apetece dedicarla a esos detalles de
color. En todas
ellas es relevante el color, claro, y también las texturas pero cada una de ellas tiene, además, alguna
cualidad añadida. En la primera, Puerta roja, me gusta la forma de las sombras
que provoca la puerta entreabierta, algo que además siempre es sugerente.
Puerta roja (2018) |
Puerta azul es una puerta antigua en
buen estado de mantenimiento, lo que no impide que la pintura se fisure en las
vetas y se muestre la madera como pequeñas llagas. Me gusta también el
contraste de los elementos de cerrajería pintados en negro sobre el azul y la luz que al
entrar por la esquina superior izquierda añade un tono rojizo al azul y crea un gradiente de iluminación en esa diagonal.
Puerta azul (2018) |
La Puerta verde es una puerta vieja, con
elementos de cerrajería antiguos y una cerradura moderna que ha sustituido a la
anterior: el hueco que dejó ésta se ha parcheado con una chapa metálica cosida cuidadosamente
con pequeñas puntas. Los remaches acumulan un polvo blanquecino que acentúa su volumen
destacando su presencia. Hay una historia en esta puerta.
Puerta verde (2018) |
Portón rojo es la puerta lateral de una
iglesia, no tiene un color tan llamativo como las anteriores aunque ese color
rosa en que ha devenido el rojo es precioso, lo que sí tiene es historia que contar,
empezando por esa huella que ha dejado la retirada de un antiguo cartel,
probablemente de chapa ya que debió permanecer puesto largo tiempo, lo
suficiente para proteger el rojo original mientras el sol devoraba el del resto
y que justifica el título de la foto y terminando por esa pintura cuarteada que
delata la dejación, un deterioro que afecta también a la zona protegida por el
letrero de lo que parece deducirse que hace tiempo que desapareció. Para una
foto, con esa increíble textura, es un motivo maravilloso, a mí me gusta mucho esta foto.
Portón rojo (2018) |
Las tres siguientes son de la misma pared, la cara exterior del muro de unos jardines palaciegos que hoy son públicos ya que el palacio lo ocupa el ayuntamiento. Las peculiares sombras duras de los elementos captados y esos cables que normalmente son repudiados por mancillar la pureza de las imágenes son los verdaderos protagonistas de las fotos. En la última, Calle de Almonte, el viejo azulejo con el nombre de la calle en el que la N y la T forman un anagrama me parece precioso.
Contrafuerte (2018) |
Farola (2018) |
Calle de Almonte (2018) |
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