Bocados de realidad XXIX
Creo no faltar a la verdad si afirmo que el otoño es una de
las estaciones preferidas de cualquier fotógrafo. Los árboles se visten con
llamativos colores cálidos que van desde el amarillo hasta el rojo pasando por
toda la gama de ocres y contrastan con los verdes que se resisten a desaparecer. Pero
además la luz es más suave, ya no es la cegadora del verano. Así es que una
entrada dedicada al otoño es inexcusable.
Hay fotos impresionantes de bosques en otoño. Sin pretender
competir con ellas, tampoco creo que pudiera hacerlo aunque lo pretendiera, tengo
algunas que me gustan. Creo que mi favorita sería esta que pongo en primer
lugar, Otoño en el parque, si no lo
es completamente es porque me molesta un tanto la presencia de esa persona
sentada el banco, creo que ni la vi al hacer la foto. Lo que yo pretendía era captar el colorido; el
suelo del parque, de cemento rojo, venía muy bien. Si esa persona que
aparece en el banco se viera con claridad la foto tendría otro carácter, ya he
hablado aquí en otras ocasiones de cómo la presencia humana inhibe en cierta
medida la abstracción y aunque en este caso lo que pretendía era una
abstracción íntegra, tampoco hubiera sido una mala foto. Sin embargo esa presencia
a medias, incontrolada, me parece que la estropea un poco al crear un punto de atención
que impide la mirada global.
Otoño en el parque |
Otras fotos que he hecho del otoño son más conceptuales:
Síntesis |
La última en caer |
Pero debo reconocer que a mí cuando realmente más me gustan
los árboles es en invierno, no recuerdo quién decía –soy negado para las citas-
que los árboles, en verano, se ocultan tras sus vestidos más exuberantes, en
otoño, presumidos, se visten con los más llamativos y es en invierno cuando,
desnudos, muestran su verdadera esencia. A mí me gusta esa desnudez de las
ramas, esos intrincados desarrollos fractales que asemejan redes neuronales o venosas y que también se han comparado con caligrafías, ese esqueleto que los
explica. Me gusta verlos, y fotografiarlos, a contraluz, para que todo
eso destaque.
A veces dejo el fondo completamente blanco y acentúo el
negro de la silueta. Las fotos parecen entonces dibujos a tinta china:
Invierno |
Comentarios
De tu colección de este post me vuelvo a quedar con todas, pero sobre todo con las dos últimas, en las que se podría decir que sobran los colores, igual que se decía que sobran las palabras en los chistes gráficos mudos.
De la primera me encanta la simetría tonal en diagonal. La verdad es que el señor del banco no me ha impedido la mirada global de la foto, incluso he tenido que buscarlo, porque la vista se me iba a la mancha oscura de la parte inferior izquierda. De la segunda me llama la atención -aparte de su belleza indiscutible y su extracción absoluta del fondo- el hecho de que las hojas que quedan son todas del extremo de la rama. Supongo que es ley natural, y que habrán sido las últimas en salir, por lo que están más fuertes. De la tercera, además del concepto, el bokeh, me entusiasma ese efecto en las fotos.
http://www.hectorgarrido.com/p/aerea.html
En cuanto a las fotos, creo que la de la hoja sola debería haber cerrado un poco más el diafragma para que saliera enfocada al menos una de las gotas de agua.
Por lo demás y como siempre, muchas gracias por tu interesante comentario.
lo explica y aquí la cabecera de la película.