Bocados de realidad XCVIII


He comentado ya varias veces que le doy muchas vueltas al encuadre de las fotos. Si vuelvo hoy sobre el tema es porque constituye una cuestión determinante para mí en algunos tipos de fotografía, por ejemplo en la de paisajes: me resulta casi imposible determinar el fragmento de paisaje que quiero incluir en la foto, ni en el momento de hacer la foto ni posteriormente, cuando la proceso en el ordenador. A menos que haya un elemento claramente protagonista y, entonces sí, sepa dónde ubicarlo en la foto y qué otros elementos incluir que lo complementen o realcen y no compitan con él.

Paisaje mínimo (Mar. 2019)

Este paisaje es muy fácil de componer, la idea es una foto minimalista, un gran cuadro azul celeste con una mínima parte de tierra en la que la protagonista de la foto es esa pequeña nube aislada. Huyendo de la centralidad coloco la nube a un lado y abajo, en la línea de horizonte, busco la simetría de los postes del tendido eléctrico.

El problema que encuentro, y esta es la razón por la que vuelvo a traer hoy este tema, es que esa dificultad que me supone encuadrar paisaje la encuentro también para encuadrar fotos del cielo. Tienen lugar estos días unos atardeceres magníficos, con un gran colorido en las nubes y una textura que varía según el día, unas veces parecen trazos hechos con lápices de colores o de cera, otros tejidos deshilachados y me gustaría hacer fotos en las que el protagonismo lo tuvieran esas nubes y el color y la textura que adquieren, pero se me plantean dos problemas que me resultan casi imposibles de resolver. Por un lado, cuando es una nube pequeña, que puede entrar ella sola en el encuadre, perfecto:

Nubes (Feb. 2019)

Pero cuando no es así, cuando la nube es grande o es el conjunto de nubes lo que quiero captar, por un lado no sé encontrar los límites del encuadre y, por otro, necesito incluir una referencia en la foto, si solo hay cielo tengo la sensación como de que la foto no se sostiene, que el encuadre podría ser más amplio o más cerrado, que no hay una razón para que un encuadre concreto sea el adecuado, que es algo accidental y, por tanto, carente de sentido. Una bandada de pájaros, una silueta de un edificio, una mínima línea de horizonte, constituyen ya algo a que agarrarme, algo que justifica el encuadre y, por lo tanto, la foto.


Nubes 2 (Mar. 2019)

Ocaso (Mar. 2019)

Nubes 3 (Mar. 2019)

Nubes 4 (Mar. 2019)

Yo creo que no tiene por qué ser así, que la foto debería funcionar sin necesidad de incluir esos elementos, pero no la veo.


Nubes 3a (Mar. 2019)

Nubes 4a (Mar. 2019)

Comentarios

wallace97 ha dicho que…
Son lógicas las dudas a la hora de fotografiar el cielo, porque es un espectáculo perfecto, en el que cada instante hay una escena diferente de la del instante anterior, y además las posibilidades de encuadres tienden al infinito a la hora de poner los límites más amplios o más cerrados. Pero aunque la elección del encuadre sea aparentemente aleatoria cuando no hay una razón clara que lo justifique, creo que siempre la hay, aunque sea más o menos subconsciente. Intensidades y saturaciones de las luces y contraluces siempre dan una razón para el encuadre, aunque estoy de acuerdo en que si existe un motivo concreto como los que indicas, mejor que mejor.
MJGE ha dicho que…
Es increíble cómo van cambiando los colores, las nubes en poco tiempo. Creo que la forma ideal de retratarlo sería con un vídeo a cámara rápida.
Yo también creo que siempre hay un encuadre ideal, pero me cuesta encontrarlo, de ahí mi desesperación :)

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