Bocados de realidad LV
He seguido haciendo fotos llevando al extremo los parámetros
de velocidad y apertura y algunos resultados me parecen satisfactorios o cuando
menos interesantes las posibilidades que apuntan.
Podría decirse que hay dos tipos de fotos según lleve al
extremo uno u otro de dichos parámetros. Así, por un lado están aquellas en las
que la velocidad de apertura no es excesivamente lenta, o los sujetos no están
en movimiento, mientras que lo que sí aplico es una apertura de diafragma grande
y por otro lado aquellas en las que cierro más el diafragma y fijo una
velocidad de apertura lenta. En ambos casos son fotos a un paso de resultar
veladas, o quemadas, con excesiva exposición y en las que destacan sólo los
elementos más contrastados. En el primer caso dichos elementos no aparecen
perfectamente nítidos sino un tanto simplificados, como pintados con un trazo
plano, sin matices.
Abuelo (2018) |
Hombre con bastón (2018) |
Me gustan las posibilidades de estas fotos. La primera, abuelo, con ese trazo simple y la
actitud del personaje, quieto, ensimismado, mirando al infinito, me recuerda
los cuadros de Hopper.
En el segundo tipo de fotografías el resultado cromático es
similar a las anteriores en cuanto al balance de luces y sombras, pero las
figuras aparecen movidas, borrosas, aunque con algunas partes más definidas.
Cabe la posibilidad de optar por un fondo más nítido o también borroso.
Carrera (2018) |
Bicicleta (2018) |
En ambos casos se trata de fotografías un tanto pictóricas,
en el sentido de que se asemejan a pinturas y eso me gusta. He observado que,
en el caso de estas últimas, aquellas en las que la figura aparece con
movimiento, al aplicarles el efecto HDR, adquieren un carácter aún más
pictórico, como si la pincelada fuera más rápida y menos precisa aunque
intencionada pues acentúa la sensación de movimiento.
Niños jugando (2018) |
El resultado de aplicar este efecto me gusta, aunque tengo
la duda de si se aleja demasiado del campo de la fotografía.
Comentarios
Para empezar es muy amplio pues normalmente junto con el tema de los efectos suele aparecer el de los retoques, igual pero más liviano, el de las modificaciones por clonado, eliminar de la foto elementos que no interesan y de ahí a transformar una foto totalmente, así es que cada vez tengo menos cosas claras. Entre las cosas que creo tener claras es que las cámaras son una herramienta que cada vez ofrece más posibilidades que, además, multiplican los programas de edición; censurarlas o no aprovecharlas es una tontería. Ahora bien, la clave, como decía Fontcuberta, está en las intenciones del fotógrafo: si lo que pretende es certificar una realidad, función que durante mucho tiempo ha sido la propia de la fotografía, mentir con una imagen no real no está bien, jugar con imágenes no reales con la intención de hacerlas pasar por tales, tampoco, pero si lo que se pretende es construir imágenes partiendo de la realidad con una intención meramente estética, sin intención documentalista, por así decirlo, no me parece mal. Un fotógrafo no tiene por qué situarse en uno u otro punto sino que puede hacer fotos con una intención u otra, en unos casos la manipulación será legítima y en otros no.
Por otro lado está el observador. Como también he dicho alguna vez no es lo mismo hacer fotos que mirar fotos, parece que somos distintos en una u otra postura y los intereses de quien mira fotos son de lo más dispares, también de quienes las hacen, claro.
En definitiva que quien hace la foto puede utilizar todos los medios de que dispone para conseguir lo que pretende y quien la mira, que sólo observa el resultado, tiene todo el derecho a que le interese lo que ve o no.