Bocados de realidad XLII
Cerca de donde vivo hay un embalse que tiene una extensión
enorme, el pantano de Almendra que se construyó para regular los de Aldeadávila
y Saucelle, que son estaciones de producción de energía hidroeléctrica. Con la sequía que hemos padecido estaba al
nivel más bajo que se recuerda, así es que me acerqué a verlo.
Esas grandes masas de agua siempre me han producido una
extraña sensación de vértigo, yo creo que provocado por esa fuerza contenida
que podría desatarse en cualquier momento, pero que me afecta también a nivel
físico, me genera angustia que, no obstante, al saber que esa fuerza está controlada, no alcanza
el nivel de fobia por lo que puedo abandonarme, no sin cierto placer, a esa
sensación.
Casi vacío dejaba al descubierto un paisaje absolutamente surrealista con las paredes de piedras que delimitaban las propiedades aún en pie y la vegetación totalmente arrasada. Decidí caminar por esos terrenos habitualmente cubiertos por el agua, sumergirme en ese paisaje para buscar alguna foto. Nada más acceder a la zona un cartel de advertencia se encargaba de activar en mi esa agridulce sensación: “Peligro. Zona sujeta a bruscos cambios del nivel del agua”.
Casi vacío dejaba al descubierto un paisaje absolutamente surrealista con las paredes de piedras que delimitaban las propiedades aún en pie y la vegetación totalmente arrasada. Decidí caminar por esos terrenos habitualmente cubiertos por el agua, sumergirme en ese paisaje para buscar alguna foto. Nada más acceder a la zona un cartel de advertencia se encargaba de activar en mi esa agridulce sensación: “Peligro. Zona sujeta a bruscos cambios del nivel del agua”.
Bajo el pantano 1 (2017) |
Bajo el pantano 2 (2017) |
Estuve caminando por el suelo arenoso y las peñas lavadas, entre
esas paredes de piedras ya sin sentido, lo que incrementaba el carácter onírico
del paisaje, observando la acción de esa fuerza latente del agua que, aun en
reposo, arrasa por asfixia cualquier forma de vida vegetal, hasta que el sol se
ocultó tras unas nubes sin darme tiempo a llegar hasta el borde del agua como pretendía y no
sé si finalmente conseguí captar eso que cuento o simplemente me quedé en una fotos
documentales.
Hice también algunas fotos, más en mi línea, de la propia
presa aunque de la zona alejada de las compuertas, a la que, como digo, no
llegué, con la barandilla que se convierte, al marcar más las sombras, en una
línea de puntos y la sucesión de farolas. Esta serie me evoca el concepto
de No lugares que enunció Marc Augé en los años 90, un concepto
urbanístico que también sedujo al mundo del arte con el que se refería a esos
espacios urbanos sólo de tránsito, en los que no hay actividad social.
No lugares (2017) |
Infraestructura (2017) |
Tresbolillo (2017) |
Tal vez esa dualidad vida-no vida, ese ser y no ser a la vez
que en el caso de las tierras bajo el agua del pantano consiste en lo que una
vez fue y ya no es, lugares que una vez fueron pequeños prados o huertas y hoy
sólo el fondo del embalse, un lugar que ya no lo es, constituya un paralelismo, una conexión que relaciona
ambas series de fotografías.
La lástima es que estas cosas, estas ideas se me ocurran a
posteriori, viendo las fotos en lugar de antes de hacerlas. De haber sido así
seguro que las fotos hubieran sido mejores.
Comentarios
Por lo demás, me hago la misma pregunta que Ángela. Y me quedo con la foto "Infraestructura 2017".
En cuanto a si instintivamente estaba planteándome esa relación entre ambas series de fotografías, lo cierto es que cuando fotografiaba las tierras bajo el pantano trataba de reflejar cómo era ahora algo que antes habían sido tierras transitables en las que se realizaban actividades del campo, como lo son las del propio entorno no inundado. De hecho era ese entorno el que me daba la imagen antigua. Las fotografías de la presa, las farolas, la perspectiva, las hice porque, como sabes, me gusta fotografiar la geometría. Posteriormente éstas últimas me evocaron el concepto de no lugar y preparé esa serie con esa idea. La coincidencia entre no lugares y lugares que ya no son me surgió ya cuando redactaba la entrada.
En cuanto a la foto "Infraestructuras", me hubiera gustado más sin esas nubes a poniente, quedaría más limpia. Tras esas nubes se ocultó el sol y tuve que dejarlo.
Todo esto es hablar desde lo abstracto, claro. Bajando a lo concreto, yo no uso demasiado las redes sociales: no uso Facebook, ni Twitter, ni siquiera tengo Whatsapp. Pongo mis fotos en Flickr, participo en algún foro y tengo este blog, poco más. En todos he conocido, virtualmente, gente. Aquí estamos hablando ¿dos desconocidos? a veces sobre fotografía y a veces de otras cosas, cosas que nos interesan, nuestra amiga Ángela, a la que también sólo conozco virtualmente, de uno de esos foros, de vez en cuando aterriza por aquí desde Estados Unidos y nos deja su punto de vista siempre particular y su sentido del humor. Es otra forma de relacionarse, pero es bueno. Hay quien se queja de que el anonimato en estas relaciones propicia decir cosas que no se dirían a la cara; y es cierto, pero entre esas cosas están conversaciones, como esta, que difícilmente se tienen directamente, como siempre está lo bueno y lo malo, se trata de mirar lo bueno.
Dices que odias la ciudad, consuélate, Yo soy cien por cien urbano, me encanta la ciudad y las circunstancias me han traído a vivir en un pueblo. Te aseguro que lo llevo tan mal como tú si no peor. En cualquier caso siempre puedes integrarte en una comunidad amish :)))
Vale que todo tenga un final, pero me parece muy torpe por parte del ser humano darnos prisa en que llegue. Es un suicidio colectivo, en el que pagan justos por pecadores.
Claro que no me gusta esta sociedad en que el poder viene determinado por la economía, en el que las multinacionales determinan leyes y políticas porque tienen más poder que los gobiernos, pero puestos a evaluar la evolución ¿crees que era mejor el pasado, cuando el poder venía determinado por la cuna? Al menos ahora “cualquiera” puede acceder a formar parte del poder; cada día hay sorteos en los que unos cuantos acceden a ese estatus: las loterías.
Me contaba una vez un amigo que un conocido suyo, ganadero, se mostraba indignado porque una noche había ido a una sala de fiestas y se había encontrado allí a un empleado suyo ¿qué tiempos son estos en los que un empleado puede llevar la misma vida que un empresario? decía; el empresario era “el amo”. Este era el pasado y, afortunadamente, está desapareciendo.
En esta renovación ideológica en la estoy inmerso lo primero que me planteo ante lo que considero que está mal es ¿cuál es la alternativa? No basta con decir que algo está mal planteado, hay que encontrar un modo alternativo y para que éste sea válido, para que sea viable, tiene que ajustarse a lo que es la condición humana, respetar la libertad, porque si es forzado, impuesto, entonces no me sirve. La ideología comunista era, en teoría, más humana que la capitalista, pero fracasó, y antes de fracasar degeneró en unas condiciones nada deseables, porque no era natural, había que imponerla, forzarla.
Hace unos días vi en tv un programa sobre la economía circular. Una economía basada en el Reciclaje, la Reutilización, la Recuperación y varias R más. Me pareció muy interesante y parece que está creciendo, incluso algunos países, como China, están favoreciendo su implantación. Mi pregunta, para la que aún no tengo respuesta, es si la gente la adoptará de forma natural, voluntariamente. Los beneficios para la comunidad son evidentes, pero ¿lo son los beneficios individuales? No sé si el hombre es solidario por naturaleza, me temo que no; lo que sí sé es que busca su propio interés. Para que alguien actúe por el interés común es necesario que obtenga, a la vez, un beneficio individual.
Acabaremos estrellándonos, sí, y entonces, cuando no haya más remedio, cambiaremos. A veces pienso que las grandes catástrofes, como las guerras, son necesarias para renacer e iniciar nuevos caminos y claro, yo no quisiera pasar por ello.