Bocados de realidad IV
Hubo tiempos mejores |
Esta fotografía tardó en salir, tardé en verla. El encuadre
original era mucho más amplio sobre todo por la izquierda, incluía alguna casa
más que completaba la manzana. Durante bastante tiempo la fui recortando una y
otra vez hasta que apareció, como suele suceder, cuando quedó reducida a lo
esencial.
La titulé Hubo tiempos
mejores y cuando la hice pretendía captar la decadencia que padecen los
pueblos de Castilla. Y ahí está todo lo que la pone de manifiesto, en el muro
desplomado de la casa, en sus revestimientos perdidos que dejan ver las piedras
o en el mal estado en que se encuentran los que aún se mantienen, en esas malas
hierbas que crecen en la base del muro, en el verdín que cría la tosca
pavimentación de la calle y que revela el escaso tráfico que transita por ella y en la persiana, claro. Esa
persiana inadecuada para la ventana que se adivina tras ella, la más barata que
había, sin ninguna concesión a la estética (¿la estética?) ni a ninguna otra
cuestión que no sea la necesidad de proporcionar intimidad a la pieza tras la
ventana, de un color que debió ser chillón y estridente antes de que lo apagasen
las inclemencias del tiempo. Hoy ya rota, desvencijada, descolgada de sus
precarias y bastas sujeciones, descuadrada; su objeto es ocultar y sin embargo
lo pone todo en evidencia.
¡Ay, Castilla!
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