Bocados de realidad CIII


Las cofradías de Semana Santa de Sevilla obligan a los hermanos que van a salir de penitentes en la procesión a ir completamente revestidos como tales, y por supuesto cubiertos con el capirote para preservar el anonimato, desde su casa hasta la iglesia sin detenerse en sitio alguno y lo mismo, una vez terminada la procesión, desde la iglesia hasta su casa. Hay, como es lógico, cofradías más rigurosas que otras, algunas ni siquiera les permiten hablar en dichos trayectos y también las hay más y menos estrictas en la vigilancia y la exigencia del cumplimiento de estas normas. Es una cuestión más sobre la que los sevillanos polemizan, presumiendo, en su caso, de la seriedad de su cofradía.

Lo cierto es que en las galerías de fotos que publican los periódicos, durante la Semana Santa es recurrente que aparecieran fotos de estos penitentes en su recorrido, mezclados con la actividad normal de la ciudad o transitando por algún rincón singular. En mi pueblo no ocurre nada de eso, claro, se juntan todos los cofrades de las distintas cofradías en un edificio para vestirse y desde allí hacen un pequeño desfile hasta la iglesia desde donde sacan los pasos uno detrás de otro en una única procesión.

No es un tema, el de las procesiones, que me llame la atención fotografiar, pero como pasan por delante de mi casa en esa primera procesión hacia la iglesia, sin los pasos, hice unas cuantas. No hay en ellas ninguna circunstancia especial o llamativa, lo que me gusta es  el colorido de las túnicas y los pliegues y texturas de los tejidos.

Penitentes 1 (Abr. 2019)

Penitentes 2 (Abr. 2019)

Penitentes 3 (Abr. 2019)

Procesión (Abr. 2019)

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