Bocados de realidad LXX


Nos enseñaban en la Escuela de Arquitectura que para componer un alzado, una fachada, la forma exterior de un edificio, hay que resolver la escala grande y la escala pequeña. La escala grande son los trazos generales, los elementos que se aprecian desde la distancia cuando se tiene una visión del edificio formando parte del paisaje urbano y la escala pequeña es la que se pone de manifiesto cuando las personas entran en contacto con él, lo que esas personas perciben cuando pasan junto al edificio o acceden a él, es la que se denomina escala humana, hecho a la medida del ser humano.

Un ejemplo en el que ambas cuestiones están resueltas brillantemente es el auditorio del Kursaal en San Sebastián, de mi admirado Rafael Moneo. A escala grande el edificio son dos paralelepípedos inclinados.


Esa es la idea general del proyecto, pero éste debe resolver también la forma en que esos dos grandes bloques tocan la calle para entrar en contacto con la gente de una forma amable. Lo que hace Moneo es disponer una plataforma que le sirve de base al edificio y que es la encargada de formalizar ese encuentro, la escala pequeña.


Creo que la percepción en fotografía funciona según este mismo mecanismo: al ver una foto lo primero que se percibe es la estructura general, las formas y trazos predominantes: la escala grande; durante esos primeros instantes no se fija aún la mirada en lo que está representado en ella pero esa visión global es la que desencadena la atracción hacia la foto, la que despierta nuestro interés, esa es la misión de la escala grande. Respondemos a esa llamada centrándonos ya en el detalle, identificando esos elementos para ver qué son esas formas cuya disposición nos ha llamado la atención. La escala pequeña, el motivo, lo representado en la foto debe dar entonces una respuesta al interés que nos ha generado.

Si falla la escala grande la fotografía pasará desapercibida, si la escala pequeña no proporciona una respuesta satisfactoria, si nos decepciona, la foto pierde automáticamente el interés. En ambos casos será una fotografía fallida.

Aunque en el caso de la fotografía este mecanismo funciona sin necesidad de que haya un distanciamiento físico, haciéndolo así se aprecia mejor porque se dilata el tiempo entre ambas apreciaciones, como se puede ver muy bien en este vídeo que un usuario de Flickr al que sigo y cuyas fotografías responden claramente a ese planteamiento, toma de una exposición de sus fotografías.

Con mayor o menor acierto siempre trato de tener esto presente cuando busco el encuadre de una foto.

Polilla (2018)

Degradado (2018)
Serie: Objetos cotidianos


Escenario (2018)

Alineadas (2018)

Linde (2011)


Nota: Las fotos del Kursaal no son mías, las he encontrado en internet y aunque me hubiera gustado aportar el nombre del autor o autores, éste no venía especificado en las publicaciones de donde las he obtenido.

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