Bocados de realidad XXVII

Al parecer este verano se ha detectado una ausencia inusual de insectos que tiene intrigados a científicos y ciudadanos de a pie. Primero fueron las abejas las que dispararon las alarmas y ahora los insectos en general. No se puede aventurar ninguna hipótesis porque, como se afirma en el artículo que he enlazado, no está claro cuál es la causa. Preocupado, he decidido dedicar esta entrada a esos pequeños seres, a menudo tan molestos, pero necesarios.

Lo cierto es que el pasado fin de semana las hormigas voladoras sí acudieron puntualmente a su cita, al menos mi ventana se llenó de ellas y aproveché para hacer algunas fotos.


En alguna época de mi vida de fotógrafo he practicado, no con demasiada profusión, la fotografía macro, primeros planos de elementos muy pequeños. Me interesaba de este tipo de fotografías las posibilidades de composición con formas y colores que ofrecen las plantas y observar de cerca cualidades que no se aprecian a simple vista en el caso de pequeños animales.

Bicho

Cuando profundicé un poco en el tema, viendo el trabajo de fotógrafos especializados en ese tipo de fotografía comprendí que lo que yo hacía se aproximaba bien poco a lo que hacían éstos: la forma en que preparaban la escena disponiendo varias fuentes de iluminación o el empleo de material específico, objetivos macro que permiten enfocar desde distancias muy cortas con gran apertura para conseguir fondos difuminados o bokeh, en rigor, mis tomas no eran lo suficientemente cercanas ni tenían el nivel de detalle necesario como para considerarlas macro. Decidí entonces que yo no iba a avanzar mucho en ese terreno y abandoné un poco esa práctica, ya os habréis dado cuenta a estas alturas que no practico ningún tipo concreto de fotografía sino que, por así decirlo, toco varios palos con el inconveniente que ello conlleva de ser aprendiz de todo y maestro de nada, pero en fin… es mi estilo. Siempre puede uno consolarse, por ejemplo, con estas palabras de Muñoz Molina:

Los fotógrafos, como los escritores en prosa, tienden a especializarse en alguno de los muchos campos que permite su oficio. Hay un talento en la concentración, una belleza en la perseverancia de lo mismo, pero también hay talento y belleza en los impulsos volubles, en los cambios súbitos de dirección y de interés. El mundo es misceláneo, un mareo incesante de posibilidades, y la escritura en prosa y la fotografía son los instrumentos más adecuados para las personas urgidas por la vocación de dejar constancia de esa jubilosa y desconcertante variedad. En Rojo y negro, Stendhal dice célebremente que una novela es un espejo que se pasea por una carretera, una "grande route". Con menos frecuencia se cita lo que viene a continuación: que el espejo refleja unas veces el azul del cielo y otras los barrizales del camino, y que al hombre que lo lleva lo acusan de inmoral por mostrarlo todo: "Su espejo muestra el fango, y vosotros acusáis al espejo".
Lo cierto es que, aunque no busque expresamente este tipo de fotografías, si se me presenta la oportunidad, la aprovecho, sean o no fotografías macro.
Se da la circunstancia de que en mi ventana tengo colocada una mosquitera, es extensible para adaptarse al ancho de la ventana, por lo que en una parte la trama de la mosquitera es simple y en otra zona se superponen dos, es decir, es doble. Las fotos hechas a los insectos posados en la mosquitera adquieren, por ello, una característica especial pues esa trama aparece enfocada sobre el fondo difuminado o borroso, en mayor o menor medida según la apertura del diafragma. Cuando la fotografía es a la zona de doble trama, la irregularidad en la superposición de ambas, produce unos efectos visuales y unas texturas que me parecen interesantes o, cuando menos, llamativas.

Tramas

Del archivo, esta semana voy a recuperar dos en una reedición especial para la ocasión.

Árbol cortado

El monstruo

Como se puede apreciar, en las cuatro fotografías el fondo tiene un papel muy relevante, al mismo nivel que el motivo, lo que hace que no se puedan catalogar como macro.

Comentarios

Angela ha dicho que…
Me encantan las cuatro. De las dos primeras, resaltaría la textura; de las segundas, el color. En la tercera, Árbol cortado, se aúnan textura y color, lo que probablemente la hace mi favorita. Pero es de esas veces que es muy difícil elegir.
MJGE ha dicho que…
Eso está bien. Que no te puedas decidir por una me parece fantástico :)
MJGE ha dicho que…
Más “in extenso”, Ángela, en cuanto a las texturas, efectivamente la de “Árbol cortado” me parece magnífica con esas líneas curvas que convergen hacia el centro, los ajustes de luz que le he hecho tienen la intención de destacarlas. Curiosamente la tenía por ahí archivada esperando a encontrarle la planta y ahora la he recuperado y me gusta cómo ha quedado. Pero también hay textura en “El monstruo”. Textura de hormigón, que me encanta, teñido de rojo por el barro que ha arrastrado el agua. Como es un puente-aliviadero bajo una autovía sólo se ha atendido a cuestiones técnicas y se ha hecho con encofrado metálico por lo que tiene un acabado liso, salvo las coqueras (huecos). Cuando hay intenciones estéticas se pueden hacer muchas cosas con los encofrados, lo más común con madera, que incluso se puede tratar para resaltar la veta y se consiguen acabados preciosos. Bueno, sólo quería aclararte de dónde viene el color de la última foto.
Angela ha dicho que…
Es un color parecido al siena, ¿no? Las paredes de mi despacho están pintadas de un color similar, me gusta mucho. Y sí, la textura de esa foto también. Bueno, y en la primera foto, la hierbecilla o lo que quiera que sea la superficie sobre la que está el bicho. Lo dicho: me quedo con las cuatro.
wallace97 ha dicho que…
También para mí es imposible elegir una. Me quedo con las cuatro. Prodigios de composición, textura y color. Y en las cuatro, unos supuestos espacios negativos que para nada lo son. Me encantan los efectos moiré que se producen entre tramas diferentes, y pueden llegar a formar unos diseños aleatorios impresionantes.
MJGE ha dicho que…
Así es amigo wallace, cuando hice las fotos los materiales que aparecen como fondo: madera, hormigón, malla o la tira de fieltro de la mosquitera de la primera foto, por el que se interesaba Ángela, su textura y su color me interesaban tanto como los bichitos, por lo que no son realmente fondos en el sentido de que no están al servicio del motivo sino que son co-protagonistas, por no decir protagonistas. Y sí, las tramas de la mosquitera han sido un interesante descubrimiento.

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