Bocados de realidad XXVI

Ya dediqué el Bocados VII a fotografías sobre escenas de lluvia. Después de aquella entrada y con ocasión de un fuerte aguacero de verano tuve ocasión de resarcirme completamente de la frustración que allí relataba sobre fotografías de lluvia con esta serie de 4 fotos con las que quedé bastante satisfecho.

Ahora que padecemos esta angustiosa sequía y aunque parece que afortunadamente ha empezado a remitir con la llegada de las primeras lluvias otoñales, me ha parecido oportuno traerlas aquí a modo de rogativa o de celebración, si es el caso.

La primera es un recorte considerable de un encuadre original más amplio. He reducido el encuadre de manera que cromáticamente la predominancia del gris sea absoluta: el gris de la fachada, de la acera, de la calzada y de la camiseta de la chica sobre el que destacan convirtiéndose en centros de atención, los toques de color del paraguas, de  los puntos rojos de las zapatillas y, sobre todo, la piel de los brazos y las piernas de la chica sobre los que se pude sentir la humedad que delatan las marcas de agua de su camiseta. Las líneas verticales y el veteado del mármol de la fachada le dan volumen y la diagonal del borde de la acera ordena la escena espacialmente.

Lluvia 1

En la segunda las piedras de la fachada con esas tonalidades manchadas que han adquirido, próximas a l del paraguas constituyen el interés de la foto junto con el orden que introducen las ventanas, el balcón corrido y la chica enmarcada en uno de los huecos.

Lluvia 2

En la tercera el interés lo asume el espacio negativo. No se ve la lluvia caer y es el brillo y los reflejos en el suelo, en el espacio negativo, los que transmiten la humedad.

Lluvia 3

Finalmente la cuarta es la que he tardado más en encontrarle el encuadre apropiado. Creo que en esta la geometría de las líneas del suelo que acentúa el banco de madera juega un papel esencial. La foto es básicamente esa geometría ortogonal que rompen las curvas del paraguas.Aparte, la chica se sitúa en un punto de encuentro de esas líneas que ordenan la escena, que es, además, un punto principal de la composición y en una actitud que no se sabe a primera vista si está parada o camina, lo cual, junto con la simplicidad de las dos únicas gamas cromáticas de la foto, gris y ocre, proporcionan armonía  y serenidad a la escena.

Lluvia 4