Bocados de realidad LXXIV
Un usuario de Flickr al que sigo y cuya fotografía admiro ha
subido una foto que es en realidad una captura de pantalla de Windows con el
mensaje “Apagando el equipo…” y mediante la que anuncia que desconecta durante
un tiempo. No especifica nada más aunque algún comentario a esa foto lo
interpreta como una desconexión para recargar fuerza e ideas y manifiesta
practicarlo de vez en cuando con buenos resultados. Hay otros usuarios a los
que sigo y que, sin anunciarlo, llevan también algún tiempo sin subir fotos. Y
es que también yo llevo un tiempo en el que me cuesta trabajo encontrar motivos
que fotografiar a la vez que no le veo ningún interés a fotos ya hechas en el
momento de intentar procesarlas en el ordenador, incluso me atrevería a decir
que no se lo encuentro a gran parte de las de los que las siguen subiendo a la
red; no sé si a consecuencia de mi desorientación o a que ellos también están
afectados. Otro tanto me ocurre a la hora de buscar un tema sobre el que tratar
en estas entradas sin repetirme, por lo que también estoy barajando la
posibilidad de una desconexión temporal.
No sé si estos episodios de sequía tienen que ver con ritmos
personales o si, viendo, como digo, que hay más personas en la misma situación
tendrán un origen cósmico o, más modestamente, influya el ambiente social o qué
se yo qué. Creo, en cualquier caso, que esos descansos pueden venir bien y que
volver siempre se vuelve pues cuando algo te apasiona esa pasión no llega a
apagarse, se mantiene latente hasta que una nueva conjunción de astros o un
episodio aparentemente intrascendente vuelve a avivar la llama.
De momento y a la espera de ver cómo evoluciona el proceso, si
bien cada vez con más dificultad, lógico, sigo encontrando agua en el pozo de
las fotos que hice los diez días que en junio pasé en un pueblo de Cádiz
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Una calle (2018) |
Invasión vegetal (2018) |
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