Bocados de realidad XVIII

Desde luego que la fotografía artística es sólo una de las posibles facetas hacia las que puede orientarse ésta, aunque como a mí es la que me interesa suelo referirme a ella simplemente como fotografía, sabrán disculparme.

Digo esto porque hace unos días en uno de esos foros sobre fotografía en los que ya he referido aquí que suelo participar, hice un comentario a una foto, que por cierto era espectacular en cuanto a técnica, tanto de la cámara como del fotógrafo, en el sentido de que, aparte de ese alarde de técnica, la foto no me decía nada. Otro compañero del foro me hizo ver, no sin razón, que no toda la fotografía debía ser fotografía artística; sin embargo el autor de la foto no abundó en esa cuestión, admitió su intención de hacer fotografía artística, pero afirmó que ésta no siempre tiene porqué pretender expresar nada.

Creo recordar que a esto respondí con una cita de Duane Michals, uno de los fotógrafos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, al menos así es como suelen presentarlo, que ideó la utilización de secuencias de fotografías y la inclusión de texto en sus imágenes. Preguntado sobre qué opinaba de aquellos autores que copian su sintaxis respondió:

Yo empecé a utilizar la secuencia y después la escritura porque necesitaba expresar unas ideas y tenía que encontrar el modo de hacerlo… Pero yo me siento feliz si alguien lo utiliza para decir algo interesante. El problema es que muchos lo hacen como un ejercicio, sin aportar nada nuevo. La fotografía describe muy bien, pero si el fotógrafo no pone nada suyo en la descripción entonces se queda en pura descripción.

Cuando se aborda la cuestión del arte en general o de la fotografía (artística) en particular se asocia siempre a la transmisión de ideas o sentimientos, pero ¿cómo se hace esto? ¿Cómo se introducen en una fotografía las ideas o sentimientos que el fotógrafo pretende transmitir? Siendo yo estudiante, en la asignatura de Proyectos nos sentábamos el grupo, de unos 20 alumnos, alrededor de una mesa con el profesor, al que íbamos mostrando uno a uno nuestros proyectos para que los corrigiera en público. Recuerdo una ocasión en la que un alumno, llegado su turno, extendió sus planos ante el catedrático; éste los estuvo examinando en silencio durante unos minutos y finalmente le dijo: “Si ve esto Freud se pone las botas”. Sólo eran unos planos de la distribución de un edificio, unos bocetos en realidad y sin embargo el profesor podía leer en ellos casi un psicoanálisis de aquel alumno.

En una fotografía pasa exactamente lo mismo, el fotógrafo siempre sale retratado en su fotografía: la elección del motivo, lo que aparece y lo que no aparece en la foto, la forma de presentarlo, aquello que considera importante y lo que considera secundario… todo habla del fotógrafo y transmite sus sentimientos hacia lo que está fotografiando, incluso, aunque no sea esa su intención, lo hace inconscientemente. Como es lógico no siempre el observador lo percibe; se puede dar el caso de que el observador no sea capaz de entender al artista o que realmente lo transmitido no tenga interés o, simplemente, que el fotógrafo no tenga clara la fotografía que quiere hacer y sólo transmita su confusión. Lo que es seguro es que detrás de cualquier obra de arte de interés hay, necesariamente, una persona interesante.


Salvo escoger las fotos, ilustrar esta entrada no debería ser complicado. Una imagen que transmita puede ser cualquiera con la que me sienta satisfecho; por ejemplo esta:

Cruzando el puente

De la misma forma, una foto que no transmita puede ser cualquiera de las que llevan tiempo en el taller esperando a que me digan algo. En este caso me resulta más complicado elegir una; no porque no tenga sino porque tengo demasiadas; por ejemplo esta:


En cualquier caso y dado que hoy hablo de lo que percibe el observador, ustedes dirán.


Comentarios

wallace97 ha dicho que…
Pues en la primera percibo simplemente belleza, armonía, composición y paz, aparte de un perfecto contraluz. En la segunda percibo abandono y fealdad artificial y antinatural frente a la belleza natural del azul celeste, aparte de un excesivo contraste entre las fachadas y los artilugios de encima.
MJGE ha dicho que…
La segunda fotografía es parte de las instalaciones de una fábrica de abonos que ocupa una gran extensión. Recuerdo que de niño íbamos hasta allí y recogíamos alguna piedra que estaban en grandes montones para la colección de minerales que había que hacer en Ciencias. Nos dejaban entrar y movernos por allí sin problemas. Como es lógico siempre era el mismo mineral: pirita, lo teníamos más que repetido, pero seguíamos yendo de vez en cuando, así es que también era porque nos producía cierta fascinación, las recuerdo desde siempre bastante destartaladas, viejas. Hace poco visité una exposición de fotografía de un fotógrafo local ya fallecido, me encantaron sus fotos. En un audiovisual un amigo comentaba que tenían un grupo de fotografía y que muchos fines de semana iban allí para hacer fotos. Cuando iba de niño estaba a las afueras de la ciudad, junto a un camino de tierra, sólo existían estas instalaciones y la cárcel, que estaba enfrente y hoy es un Centro de Arte Contemporáneo. La ciudad ya ha crecido y rodea estas instalaciones, que siguen funcionando y con las que la ciudad no sabe muy bien qué hacer.

Todo esto es la carga sentimental. En varias ocasiones he intentado hacerle fotos, con cierta intención documental pues pueden desaparecer cualquier día, buscando la fascinación de las construcciones industriales obsoletas y también las constantes propias en mis fotografías, como esa fachada excesivamente contrastada que intenta resaltar la línea quebrada de las cubiertas, ya sabes, la geometría. Ninguna de las fotos que le he hecho me acaba de gustar; las tengo guardadas, le doy vueltas de vez en cuando, pero no acaban de decirme nada. Hay demasiadas intenciones, demasiada confusión.

Entradas populares de este blog

Bocados de realidad CVIII

Bocados de realidad XXXVIII

PERELMAN, HÉROE O ENFERMO