Intuición y conocimiento / Genio y sabiduría.
En todas las actividades que se pueden llevar a cabo en la
vida hay dos cualidades que resultan determinantes a la hora de obtener
resultados, puede que tengan más nombres pero yo las he denominado el instinto y el conocimiento. El instinto es innato, se tiene o no se tiene, el
conocimiento se adquiere con la educación. Lo ideal, claro está, es estar en
posesión de las dos porque entonces se pueden alcanzar las más altas cimas de
excelencia, pero no es lo normal, generalmente poseemos instinto para actividades
que no perfeccionamos con la formación y nos formamos para otras para las que
no tenemos instinto, en ambos casos los resultados pueden llegar a ser buenos,
pero no brillantes. Yo tengo instinto para la fotografía pero me falta
formación, sobre todo formación técnica.
Aunque siempre me gustó la fotografía empecé muy tarde a
hacer fotos. Mi primera cámara la compré con 13 o 14 años en un catálogo de
venta por correo. Era una auténtica basura, una cámara de plástico en la que la
mayoría de las veces se velaban las fotos. Mi auténtica oportunidad, sin
embargo, la perdí unos años después, con 16, cuando fui de viaje fin de curso a
Ceuta. Yo iba con la intención de comprarme una cámara de fotos y un radiocasete.
En el bazar todos compraban la misma cámara (500 pesetas, aun lo recuerdo) y
como entonces mi desconocimiento era absoluto yo compré la misma. Recuerdo
perfectamente y con gran dolor e indignación conmigo mismo que el hombre del
bazar me lo advirtió:
- - Esa cámara no vale para nada, esta otra es mucho
mejor. Esta ya es una buena cámara.
No le hice caso. Otra basura de cámara. Cada vez que pienso
en aquél episodio, en mi torpeza, me llevan los demonios.
Mi primera cámara en condiciones, una Panasonic Lumix FZ10,
me la compré ya con 45 años. Aunque antes de eso había seguido cultivando mi
afición: visitando exposiciones, comprando revistas, recortaba y almacenaba muy
ordenadamente fotos de prensa que me gustaban, iba conociendo algunos fotógrafos:
Pérez Siquier, García Alix, Cristina García Rodero, Ouka Leele, Robert Mapplethorpe,
Sebastiao Salgado, Catier Bresson y claro me quedaba también con los nombres de
los fotógrafos de prensa de los que recortaba sus fotos: Chema Conesa, Raul
Cancio, Gorka Lejarcegui, Santos Juliá, era una formación un tanto precaria y
desde luego, al faltarme la práctica, absolutamente nula en cuestiones
técnicas, sólo entré en contacto con los conceptos de apertura, velocidad,
profundidad de campo, ISO, etc. cuando me compré esa cámara que ya me permitía
disparar en modo manual.
¿Por qué sé que tengo instinto? ¿Por qué sé que mi formación
es precaria? Lo del instinto es fácil de explicar, sé que tengo instinto porque
hago cosas, tomo decisiones que no sé explicar, no tengo argumentos para
justificarlas, las hago porque las siento. Cuando estoy buscando un
encuadre, voy probando: quito un poco de aquí, más aire por este lado, esto que
no se vea… de pronto siento que un encuadre es el correcto, no sé decir
por qué, sólo que la foto tiene más fuerza y que si cambio el encuadre pierde
esa fuerza. De la misma forma siento cuando en una foto hay encerrada
una buena fotografía y cunando no está terminada, cuando no está rematada aun y
debo seguir dándole vueltas. A veces, cuando estoy haciendo fotos, intuyo que
en un sitio hay una buena foto pero no la veo. Disparo y luego la busco en la pantalla
del ordenador. Unas veces la encuentro y otras veces no, todo hay que decirlo.
Alguna vez he colgado fotos en foros de internet y alguien
amablemente ha hecho un análisis de esa foto señalando en ella cosas, líneas virtuales,
relaciones, correspondencias que a mí ni se me habían pasado por la cabeza.
Por eso sé que tengo instinto, como lo tengo para la cocina.
No suelo utilizar recetas, simplemente se me ocurre que cierta combinación de ingredientes
debe dar buen resultado; y lo da. Seguro que hay una explicación, pero yo no la
sé, me funciona la intuición. Y sobre todo lo sé porque he practicado otras
actividades creativas para las que no lo poseía y sé apreciar la diferencia.
El tema de la formación habría que dividirlo en dos partes:
la formación técnica y la cultural. No tengo formación técnica porque aunque
sé, aproximadamente, la función de los distintos parámetros, no tengo
mecanizado su uso, la mayor parte de las veces se me olvida ajustarlos y cuando
no se me olvida tengo que pensar en qué combinación me interesa y,
sinceramente, no es algo que resuelva con agilidad. Esto sin duda limita el
abanico de posibles fotos que podría hacer si tuviera más asimilados los
efectos de esos parámetros.
Y en cuanto a la formación cultural ya he dicho que he
visto, por mi cuenta, muchas fotografías y algunos fotógrafos y eso, es cierto,
proporciona cierta capacidad tanto a la hora de captar imágenes como de
apreciarlas. De alguna manera esas imágenes, la forma en que están compuestas,
los efectos conseguidos se almacenan en la memoria y ayudan a hacer fotos de
cierta calidad. Creo que la diferencia entre esa formación y otra más rigurosa,
más académica está no solo en la insuficiencia de la que yo he adquirido sino
en la forma en que se almacenan esos conocimientos en el cerebro. En mi caso se
alojan en el inconsciente mientras que mediante el estudio, cuando el
conocimiento está bien estructurado, se localizarían en el consciente, a mano
de la razón.
Hace unos días, en uno de esos foros de internet que visito,
se expuso la obra del fotógrafo Rodney Smith, esta es una de sus fotografías:
Es una fotografía que no
me dice absolutamente nada, no sé por dónde cogerla, me resulta indescifrable.
Sí, ya sé, hay fotografías, como literaturas, músicas o cualquier otro tipo de
arte que por la razón que sea a uno no le llegan y eso no quiere decir nada o,
simplemente, que no está en tu onda. Sin embargo tengo la convicción de que
esta es una fotografía culta, que hay que leerla con el intelecto más que con
los ojos o los sentidos, que si yo tuviera esa formación cultural y la tuviera
bien estructurada e instalada en mi cerebro sabría encontrar referencias, citas
y guiños a otros fotógrafos, interpretar símbolos, en definitiva, la imagen me
diría cosas que sin ella, sencillamente, no me llegan.
Comentarios
En cuanto al otro tema, el de trabajar las fotos, imagino que ya habremos hablado de ello en alguna de estas charlas cibernéticas. A mí también lo que más me gusta es hacer fotos y sobre todo ver luego qué he hecho, que por lo general acaba en decepción; pero, afortunadamente, también me gusta ponerme luego con ellas a ver si saco algo decente, especialmente cuando veo que alguna tiene posibilidades.
Como mi afición es muy anterior a la llegada la revolución que ha supuesto tanto internet como la fotografía digital, compraba revistas y libros de fotografía y con eso iba cargando la retina con muchísimas imágenes que terminan quedando en el inconsciente y te hacen ver los encuadres de una forma instintiva y darte cuenta de todo lo que puede "chirriar" en tus fotos o en las de los demás.
Presto mucha atención a la composición (de forma intuitiva) pero a veces también me pasa lo de hacer dos o tres fotos sin bajar por ejemplo la sensibilidad que había subido en una foto anterior de forma puntual.
La técnica me aburre. El famoso libro de Mellado tardé tres años en terminarlo, leía 10 páginas y no lo volvía a tocar en 3 meses.
Por eso tengo pendiente un conocimiento más profundo del postproceso. Y sé que es imprescindible si quieres lograr un buen acabado (no me gustan nada esos HDR totalmente artificiales y demás técnicas que convierten las fotos en cromos) pero si me gustaría dominar mejor las técnicas clásicas de revelado que ya se usaban en la "era analógica".