Bocados de realidad LXXVI


Una de las formas de avanzar a que me refería la semana pasada, sobre todo para mí que un alto porcentaje de la construcción de la foto la hago frente a la pantalla del ordenador, es la edición. La edición cambia por completo una fotografía al resaltar y centrar la atención del observador en los aspectos que le interesan al autor. Conseguir un estilo personal me parece algo interesante y para ello es importante dominar los programas de edición. Estos días pasados he seguido en Youtube un curso de Ljghtroom, el programa de edición fotográfica de Adobe. Un curso de 10 vídoes de unos 30 minutos de duración en los que se explica qué son y cómo se usan todos los apartados de este programa: Curva de tonos, División de tonos, Enfoque, Ruido, Pincel corrector, Filtros… he aprendido muchísimas cosas del programa que no sabía y que utilizaba un poco a ciegas, el dominio vendrá con la práctica. Esto, claro, es solo una parte del objetivo, a la hora de editar una foto hay que saber primero qué se quiere hacer y solo después viene el cómo hacerlo. Conocer el funcionamiento de los programas es solo la segunda parte de este binomio.

Con estos conocimientos adquiridos he editado esta foto en ByN cuyo resultado me gusta mucho en cuanto a los contrastes que he conseguido y la correcta eliminación de algunos reflejos que aparecían en las zonas de sombra

Corrillo (2018)

Claro que en cuanto a lo otro, a lo del estilo personal, si es que lo tengo, no se puede decir que haya dado con él, porque a los pocos días encontré en los archivos esta otra que también me gusta y que, aparte del color, se caracteriza justo por lo contrario, por los desvaído de las formas y el casi nulo contraste

Mañana en la plaza (2018)


Así es que lo del estilo personal creo que va a requerir algo más de tiempo.

Mientras tanto sigo acercándome a las cosas, a los detalles y así me fijé el otro día en esta llave de un radiador que, situado junto a la ventana, estaba iluminada por un sol casi a punto de ponerse.


Llave (2018)

Como si fuera una broma del destino, la foto me gustó tal como salió de la cámara y así está, sin ningún tipo de edición posterior.

Comentarios

wallace97 ha dicho que…
Lo de los programas de edición es una asignatura que tengo pendiente desde hace un montón de años, pero me da una pereza tremenda. Tanta que tengo la sensación de que no lo haré nunca.
En cuanto a las dos últimas fotos, me gustan las dos, una en clave alta y la otra en clave baja. Si tengo que elegir me quedo con la última, me atraen más los altos contrastes y la clave baja, pero también las fotos en clave alta tienen su encanto.
MJGE ha dicho que…
Hay a quien no le gusta sentarse ante el ordenador para trabajar en sus fotos, recuerdo haber leído que Pérez Siquier, que trabajaba en analógico, decía que sus fotos eran tal cual las pensaba al hacerlas, que no tenían ningún retoque. Para eso hay que tenerlo muy claro a la hora de dispara, sobre todo si, como digo, no te gusta trabajarlas en el ordenador. A mí sí me gusta, muchas fotos que no eran nada están construidas enteramente en el ordenador y otras muchas las hago sin una idea clara, esperando a ver qué sucede en la edición. Cada cual se adapta a su forma de ser.

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