Bocados de realidad LXV


Con esta primera fotografía de la pantalla de mi flexo empecé no hace mucho una serie sobre objetos cotidianos.

Objetos cotidianos (2018)

Se trata, como siempre, por otra parte, de construir composiciones con objetos de mi entorno habitual que por lo general pasan desapercibidos a fuerza de familiares y que bien en sí mismos o acompañados por el marco en que se encuentran tienen un valor estético que de esta forma se pone en valor, como ocurre con estas pinzas en la que las aristas del techo y la pared, algunas sombras y el hilo del tendedero introducen unas geometrías, diagonales y planos con los que se construye la composición.

Pinzas (2018)

Me ocurre a menudo que hago varias fotos de un mismo motivo con diferentes encuadres o variando el punto de vista y luego me cuesta mucho decidirme entre ellas por una como la que más me gusta. Me gusta la perfección de la circunferencia de Bombilla 1, los reflejos y la textura que hacen que parezca una pompa de jabón. De Bombilla 2 me gusta la composición y el cable como saliendo de detrás de la fotografía.

Bombilla 1 (2018)

Bombilla 2 (2018)


Aunque cotidiana, no sé si puede calificarse de objeto esta puerta atravesada por los rayos de sol y la solería hidráulica sobre la que se posan, pero me apetece enseñárosla y creo que queda bien en este bloque.

Rendijas (2018)


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Quiero hacer una apostilla al Bocados LXIII que dediqué a reflejos sobre un suelo mojado. Estos días que he pasado en un pueblo de Cádiz he hecho varias sobre este tema porque por las mañanas, cuando salía a pasear con la cámara, las calles estaban recién regadas y era un motivo abundante; las 3 últimas que puse en esa entrada eran de esos días. Mientras he estado trabajando sobre las otras con ese motivo me he acordado de algo que debería haber contado en esa entrada, pero lo he recordado después y probablemente constituya el origen de que me fije en esos reflejos como motivo de una foto.

Hay imágenes que se quedan grabadas en la mente para toda la vida, algunas consciente y otras inconscientemente. Esta que os voy a intentar describir creo recordar que no era una foto realmente sino una imagen creada con el aerógrafo, una técnica con la que se conseguía un gran realismo hasta el punto de que era difícil distinguirlas de una fotografía y que desapareció con el desarrollo de los programas de edición por ordenador. Era una imagen de Nueva York, en realidad un cartel. La vi hace… no sé, no menos de 30 años y aún la recuerdo; incluso creo recordar también que la vi en un libro sobre diseño gráfico que me compré en un VIP’S tras ganar un concurso de creación de un logotipo para una empresa de fabricación de helados y pensar que parte del premio debía invertirlo en aprender más sobre ese tema.

En vertical mostraba el asfalto de una calle de Nueva York, en la parte inferior había un pequeño charco en el que se reflejaba la parte alta del Empire State destacando sobre un cielo azul intenso y con una luz que hacía pensar que era a primeras horas de la mañana y que el charquito era consecuencia del riego. Al lado había una de las populares chapas blancas, redondas con el lema I©NY. La chapa estaba abollada lo que podría indicar que era un resto de la pasada noche. No había nada más, no hacía falta, no se puede decir más con menos; pero sobre todo lo que aquella imagen me enseñó es que una gran foto puede estar en lo más humilde y cercano.

Puede que desde entonces, consciente o inconscientemente, intente captar una imagen que esté a la altura de aquella. Lo que ahora está claro es que algo aprendí de aquél libro.


Suelo (2018)


Comentarios

wallace97 ha dicho que…
Es cierto que una gran foto puede estar en lo más humilde y cercano, pero hay que estar predispuesto conscientemente, si no, lo normal es que pasen desapercibidas la inmensa mayoría. Y hay que tener habilidad y práctica para verlas, encuadrarlas e imaginar mentalmente el resultado después del procesado. Y está clarísimo que tú tienes esa habilidad, y haces unas composiciones realmente magníficas. Me encantan.
MJGE ha dicho que…
Gracias amigo wallace. Yo he visto tus fotos y tú tienes también ese ojo; no hace falta que te lo diga porque esas cosas se saben y más asimilados los conceptos técnicos que yo, que la mayoría de las veces me olvido de ajustar los parámetros. Ver la foto o no verla es en gran medida cuestión de práctica, de pensar en fotografías, de, por así decirlo, estar metido en el ajo.

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