Bocados de realidad XLVIII


Dice wallace que en mis fotos hay una visión de la realidad distinta a la que proporciona el ojo humano. Es ésta una idea que me intrigó desde el primer momento y que, a decir verdad, no entendía muy bien, por lo que le he dado muchas vueltas. No es que esté permanentemente pensando en ello, pero sí lo tengo presente de manera inconsciente y eso hace que, en cualquier momento, alguna idea se asocie con esa y la traiga a primer plano. Lo que vulgarmente conocemos como encenderse la luz.

El otro día en uno de los foros de fotografía que frecuento un usuario puso una foto y algunos de los comentarios que suscitó me hicieron pensar en algo que tal vez tenga relación con esa cuestión. La foto no la voy a poner aquí porque tendría que pedir autorización al autor y tampoco lo creo esencial para lo que pretendo exponer. Es una foto en la que aparece una ladera montañosa nevada con unos peñascos en un encuadre bastante cerrado, no es una foto panorámica. Las piedras que están en primer plano están en foco y las que están más arriba  están envueltas en la niebla.

Algunos usuarios comentaron que les gustaría más si los peñascos del primer plano estuvieran desenfocados mientras que otros dijeron que no porque al estar en foco situaban al observador en la escena y la foto les transmitía el frío que debía hacer en el momento de la toma.

Dando por sentado que los comentarios son atinados, que lo que pretende el fotógrafo con esa foto en la que sitúa al observador en la escena, es mostrarle lo que él está viendo, hacer que sienta lo que él está sintiendo en ese preciso momento, ponerlo en su lugar, qué pasaría entonces con la otra posibilidad, si el primer plano estuviera desenfocado, si, en definitiva, al observador no se le incluye en la escena, no se fija un punto de vista o éste no es identificable por el observador como el de alguien que está contemplando la escena captada desde dentro. Creo que en ese caso el interés del fotógrafo no estaría tanto en captar la realidad que está viviendo para transmitirla lo más fielmente posible como en utilizar esa realidad, manipulándola si es necesario, para crear una imagen; una imagen que buscaría su valor en criterios de composición, de color, es decir, estéticos y, por qué no, también de significado, pero en cualquier caso no vinculados al instante de la toma, una imagen que tenga valor en sí misma, más allá del motivo representado, una imagen que iría en contra de la tesis expresada por Barthes en La cámara lúcida y según la cual el interés de la fotografía está en atestiguar que esto ha sido y que en cierta forma coincide con el momento decisivo que perseguía Cartier Bresson, al menos en cuanto a su vinculación al tiempo. Al desvincularse del instante concreto se convierte en atemporal y al no contener al observador, de concreta pasa a ser abstracta. La imagen se concibe como un objeto y como tal el observador la mira desde el exterior, sin meterse en ella. No persigue certificar que esto ha sido sino que esto es. La imagen captada no tiene, para el fotógrafo, valor como testimonio de un acontecimiento o una experiencia, sino como imagen plástica.


Obviamente son dos formas de entender la fotografía  y no puede decirse que una sea más válida o mejor que otra. Yo me apunto más a esta última, me parece más creativa ya que no se limita a transmitir una realidad sino a crearla. Si miro mis fotos creo que se ajustan más a esta concepción y me pregunto si sería eso a lo que se refería wallace con aquella afirmación.


Bolardo (2010)

Judería (2010)

3 (2010)

Curvas (2018)

Comentarios

wallace97 ha dicho que…
Pues sí, es a eso a lo que me refiero. En tus fotos, habitualmente, jugando con el punto de vista, el encuadre y/o la focal, haces unas composiciones -normalmente geométricas- que podrían muy bien ser collages o cuadros abstractos, pero sin falsear la realidad. Lo que se ve está ahí, pero es una porción (un bocado de realidad, como muy acertadamente titulas la serie), o se ve desde un punto de vista no habitual (como el zenital de “curvas”), o con un boqueh que el ojo humano no es capaz de captar. Yo me quito el sombrero ante tus fotos. Son las que a mí me gustaría hacer, pero no es tan sencillo como pueda parecer.
MJGE ha dicho que…
Entonces ya lo he entendido. No sé si es fácil o difícil de hacer, yo creo que la clave está en la intención: cuando hago una foto, tanto cuando miro por el objetivo como cuando trabajo en ella en el ordenador, lo que pretendo es construir una imagen, los elementos que aparecen en ella: personas, formas, colores, texturas… son elementos de una composición. Pueden describir una realidad o mostrar un episodio, de hecho la realidad, como he dicho otras veces, es la materia prima de la fotografía, pero esa voluntad de formalizar una imagen siempre es, para mí, lo fundamental. Lo hacía instintivamente y gracias a ti ahora soy consciente de ello.

Entradas populares de este blog

Bocados de realidad CVIII

Bocados de realidad XXXVIII

PERELMAN, HÉROE O ENFERMO